Se calcula que, aproximadamente, el 4% de la población responde a la etiqueta de psicópata. El daño que ejercen en todos los ámbitos son tan demoledores que urgen reconocerlos para ponernos a salvo.
Cuando decimos la palabra psicópata nos asaltan todas estas mentes malignas que no se paran a la hora de realizar daños terribles a seres indefensos. Protagonizan periódicos a diario con sus asesinatos, violaciones y daños morales. Así que no vamos a deternenos mucho en ellos. Este tipo de individuos (aunque su maldad sea enorme) no es lo frecuente cuando se trata de abordar el trastorno psicopático de la personalidad. Lo más duro de la situación es que la mayoría de los que responden a esta descripción están integrados y no llevan ninguna marca que nos advierta de su oscuridad. Desgraciadamente la vida no es tan fácil.
La mayoría de los psicópatas están bastante bien integrados y algunos, vistos desde fuera, pueden llevar hasta una vida exitosa. Es más, el psicópata tiene una especial preferencia por el poder, la apariencia, el lujo y los extremos en todos los sentidos. Por eso, es fácil encontrarlos en puestos que exigen responsabilidad y, a cambio, piden no ser demasiado escrupulosos con el que está en frente. Ejecutivos o bancarios (¡ojo, no todos!) tienen un alto porcentaje de estos individuos militando en sus filas. Y es así porque se valoran más los perfiles profesionales con esa características que otros con más empatía a la hora de conseguir objetivos económicos.
Empezamos con la definición: ¿Qué es un psicópata?
En esencia, es una persona que no sabe amar. Y, según, los últimos estudios, con el nivel de conocimientos de hoy en día, no es posible que aprendan. Son individuos sin escrúpulos que han dado un paso más para superar el narcisismo. Si bien no todos los narcisistas son psicópatas, todos los psicópatas sí son narcisistas. Tienen un ego tan inflado que son incapaces de ponerse en el lugar del otro. No empatizan lo más mínimo. Esto es, no pueden sentir conmiseración hacia el dolor ajeno. Por eso, no paran hasta conseguir sus objetivos caiga quien caiga. Lo que para otra persona sería una invitación a reflexionar, para un psicópata es un reto personal a conseguir.
Están en todos lados y hay expertos, como Iñaki Piñuel, autor de Amor Zero, que calcula que todos los seres humanos normales y corrientes nos vamos a topar con, al menos, 6 psicópatas en nuestras vidas. Y eso solo teniendo en cuenta relaciones de cierto calado. No se cuenta cuando estamos ante contactos más o menos superfluos o sin importancia. Teniendo en cuenta que el daño que hacen es atroz y que suelen ser personas con una gran inteligencia, tenemos que estar lo más precavidos posible.
Están en todos los ámbitos: en el trabajo creando mal ambiente entre compañeros o explotando al otro si ejercen una posición de poder, en la escuela inventando crueldades para hacer más insufrible aún el bullying, en tu barrio, en tu comunidad de vecinos, en tu club de tenis y, desgraciadamente, también en tu casa. Cuando uno de los progenitores (o ambos) responde a las características de un psicópata, crea hijos con una autoestima tan baja que son carne de cañón para sufrir maltrato psicológico, caer en las redes de las adicciones, depresiones recurrentes, abandono escolar o soledad no deseada.
10 Características de un psicópata
Pero cómo son estas personas para que el daño que ejercen sea tan atroz. Anota que es importante.
1.- Un psicópata no tiene empatía y, por tanto, no sabe amar
Esta es una de las características de un psicópata más importante. Es muy difícil para una persona normal aceptar que el otro (que lo mismo es su pareja, madre o un compañero de años) es incapaz de tener ese sentimiento. Todo su mundo gira alrededor de ellos, de sus necesidades, de sus caprichos, de sus metas. Son incapaces de hacer esos gestos de amor (los mismos que nos hacen humanos) hacia nadie. Son despegados y no les sale ese abrazo sincero de emoción o pasión que, a veces, nos sorprende. Si tienen un gesto contigo es, simplemente, por interés. Y eso lo debes tener muy claro. O bien le estás dando algo en ese momento o bien esperan algo de ti en un futuro próximo. Si te hacen un favor, esperan recuperarlo con creces y multiplicado, a veces, con peticiones exageradas o que se hacen imposibles.
2.- Son lobos disfrazados con piel de cordero
Maestros del disfraz emocional, están en una zona de confort muy peculiar, una en la que solo caben ellos mismos y nada más. De cara a la galería, son personas intachables, super educadas y correctas que nunca han roto un plato. Es muy raro que pierdan los nervios ante una situación que a cualquier persona le sacaría de sus casillas. Conservan la calma en situaciones terribles (recuerda la falta de empatía) y eso nada tiene que ver con la superación del que se trabaja para encontrar la serenidad. En el psicópata hay otra actitud que es sencillamente que no le importa lo que está pasando a su alrededor.
Al contrario, si es él o ella quien se siente herido, no dudará en mover Roma con Santiago hasta resarcirse de la afrenta. Además, suelen ser personas que, a la más mínima, saltan reclamando respeto o que se le ha hecho daño. Todo el mundo tiene que girar a su alrededor, recuerda, y eso se trasluce en una sutil pleitesía que va minando la moral del que está enfrente. Tienen muy buena memoria. Rencorosos y vengativos, nadie se escapa a su ira cruel: ni hijos ni pareja ni padres ni personas de autoridad real.
3.- El psicópata es siempre un narcisista
Un narcisista no tiene por qué dar un paso hacia la psicopatía pero todo psicópata sufre de este trastorno que toma el nombre de Narciso, metamorfoseado en la flor del mismo nombre por enamorarse de su reflejo. Y eso es un psicópata: una persona que vive solo para él o para ella. Todo tiene que ser tal como dice, en los tiempos que dicta y siguiendo su capricho. Con este tipo de personas no podrás hacer ningún plan preconcebido ya sea un viaje o un picnic en el campo. Para ellos esto son tonterías y cualquier acto deberá estar supeditado a lo que surja. Y ese surja nunca será de ti. Siempre será del otro.
A consecuencia de esto, las personas que se relacionan con los psicópatas acaban apagándose y dejándose jirones de alegría por el camino. Todo se vuelve estresante y agobiante. Si son niños o jóvenes los que están obligados a tratar con el psicópata (padres, otros familiares, profesores…), abrirán una herida en su alma difícil de sanar que llevaran arrastrando hasta la vida adulta. Por eso, si sospechas que has estado (o algún menor conocido lo sufre en el momento presente) bajo las garras de la psicopatía, hay que pedir ayuda profesional cuanto antes. Solo con herramientas psicológicas se logra superar este daño.
4.- Tienen una habilidad especial para buscar a personas vulnerables
Hay psicólogos expertos que indican que los psicópatas tienen como un radar que va captando a personas con baja autoestima, víctimas de maltrato psicológico anterior, que están pasando por una mala racha o que se encuentran en una posición de vulnerabilidad. Es cierto al 100% aunque también hay personas buenas, bondadosas y con luz con la misma habilidad. La diferencia (y es abismal) es que estos últimos no se dedican a hacer daño. El psicópata va siempre de caza. Su meta son sucesivas presas o personas a las que parasitar. Ese ese su modo de vida, puede ser desde una entrada al cine hasta toda una vida. Para ellos y ellas es lo mismo. Se las apañará para robar la luz del otro, para vivir económicamente a su costa, para manipularlo, para robarle sus logros y aparecer como los verdaderos artífices de cualquier éxito. Gustan rodearse de gentes que han subido en la escala social o que pueden abrirle puertas (las que sean) en provecho propio. Cuando ven alguien así, no dudan en pegarse y empezar a desplegar sus artes de camaleón.
5.- Porque... se comportan como camaleones para atraer a sus víctimas
No te darás cuenta de que estás ante un psicópata porque estos tienen una habilidad especial para mostrar la cara que tú estás buscando. Si lo que quieres es formar una familia, serán los más amorosos del mundo. Si eres una persona reclutando a colaboradores para un proyecto, ellos se mostrarán los más interesados y te convencerán de que aquello que le ofreces será lo que siempre quisieron… Por eso, es tan difícil darse cuenta que se está ante un psicópata a los inicios de una relación. Solo se quitarán la careta cuando tengan a su víctima hundida, acorralada y alejada de todos aquellos que pudieran echarle una mano.
6.- La finalidad del psicópata es robar la luz de los que están a su alrededor
En el fondo es lo que más desean: alegría, fortaleza, bondad, empatía, generosidad, arrojo, valentía… Todos estos dones son imposibles para un psicópata. En su estructura mental cree que puede apropiarse de ellos como si de un vampiro se tratara. Lo único que consigue es que el otro caiga en una grisura espiritual muy difícil de salir. Irá poco a poco, sin darte cuenta puedes estar en sus redes. Serán pequeñas cosas y cada vez irá más. El maltrato psicológico tiene como finalidad anular tu autoestima, tu voluntad y que estés a su merced siempre. A veces, dan un paso más hacia la agresión física, el abuso sexual, la violación o el asesinato. Tampoco vamos a detenernos mucho en esto.
7.- Es envidioso y perezoso
Hablará mal de todo el mundo. No se para ante la injuria y la calumnia ni siquiera ante personas vulnerables, niños o familia. Para ellos, todo debe girar alrededor de su ombligo y cualquier cosa que no reciba será objeto de su ira. Su boca estará siempre despreciando los logros ajenos o las virtudes de los demás. Ninguneará a quien está a su alrededor con el fin último de robarle todos sus dones. El psicópata (como el narcisista) es perezoso y lo que consigue lo hace medrando y a costa de los demás. A poco que analices nada tiene que sea mérito propio. Siempre hay alguien detrás aupándolo en todos los ámbitos de la vida.
8.- El psicópata no tiene remordimiento de conciencia
Si te pide perdón es porque lo has pillado y considera que aún puede sacarte más. Puede ser dinero, trabajo gratis, compañía, brillo social, luz anímica… o todo a la vez. Es una persona que no siente el dolor del otro. Por eso, no puede tener conmiseración o arrepentimiento por cualquier cosa que haya hecho. ¡No cambian! Eso tenlo por seguro.
9.- Te hará creer que estás loco o que has perdido el juicio
Es una de las estrategias más peligrosas del psicópata para con sus víctimas. Las aislará de todo entorno social. Hablará mal de cualquier amistad o de la familia para que el otro vaya aumentando su vulnerabilidad. Su capacidad para el disfraz hará creer a los demás que él es la víctima y que es el otro el que está mal de la cabeza o no está haciendo lo correcto. Esta técnica conocida como “luz de gas” hará que su víctima enferme, caiga en terribles depresiones o se resbale por las adicciones y/o el suicidio. Lo tendrá todo tan bien montado que todos y cada uno de los que están alrededor de esta persona (la cual necesita ayuda inminente) la crean culpable de sus males, de los del psicópata y de todos los que están a su alrededor.
10.- Un psicópata trata a las personas como cosas de usar y tirar
Estará contigo hasta que pueda usarte y esto es válido incluso para las madres psicópatas. Cuando un hijo no le sirve para brillar en sociedad o para subir en la escala social o para cualquier otro fin que ella elija, lo desechará sin contemplaciones haciendo creer al resto de la familia que es la oveja negra. Y lo es, solo que esas personas vienen al mundo a poner orden y a desenmascarar abusos.
En las relaciones de pareja estarán con el otro hasta que se busquen a una nueva presa más apetecible. Otra táctica que usan muy frecuentemente es no dejar ir del todo. Tienen a las exparejas en la recámara por si un día se quedan solos, están aburridos o quieren jugar. Los sentimientos del otro, recuerda, les tiene sin cuidado.
Entonces, cómo reconocemos a los psicópatas
1.- En un principio son muy difíciles de identificar, incluso, para psicólogos experimentados o personas con ojo clínico. Recordemos que son maestros del disfraz y siempre aparecerán con su mejor cara. Por eso lo mejor es dejar tiempo (a ser posible mucho más del que te pide) para iniciar cualquier acción. Esto puede ser desde firmar un contrato hasta emparejarse o formar equipo.
2.- Son individuos muy tóxicos que envenenan todo lo que tocan. A su alrededor siempre hay malestar, malos rollos, palabras fuera de sitio e, incluso, insultos.
3.- Están siempre dando consejo sin que se lo pidas o sin necesitarlo. Si sitúan en una posición superior sin haber dado permiso a ello. Según su parecer nunca se equivocan. Son los demás, los errados, los informales, los que están mal de la cabeza y los que no tienen paz. La realidad es que, cuando ellos entran, se acabó la serenidad, la alegría y la felicidad.
4.- Si tienen una cierta edad, ha ido dejando muchas víctimas detrás. Pregunta y desconfía. Es una de las señales más significativas. No están nunca sin pareja y temen a la soledad. Encadenan una separación tras otra y siempre de manera complicada. Se van mal de los sitios donde han trabajado. No tienen amigos. A lo sumo, uno solo y suele ser otro psicópata o uno extremadamente vulnerable. Si tienen hijos, los pequeños no son capaces de levantar cabeza y suelen traer malas notas, tener problemas de autoestima, de identidad o de control de la ira. Es una reacción contra su progenitor.
5.- No acatan las normas sociales y eso va desde robar o mentir hasta presentarse a una boda con un atuendo poco apropiado. El mundo tiene que girar a su alrededor.
6.- No te va a dejar hablar. Te va a reñir constantemente sin que tú le hayas dado permiso para ello. Y eso lo hace con autoridad aunque su vida sea un auténtico desastre y tú estés capeando el temporal con cierta elegancia.
7.- Es un ser triste, sin luz y con mucho miedo. Están envenenados con las ansias de poder y todo su mundo gira alrededor de eso. Suelen gustar del dinero, pero no para disfrutarlo con los suyos, sino para atesorarlo y poder calmar el terror insaciable a un futuro difuso. Esto sucede porque se reconocen en su falta de valía.
En otra ocasión hablaremos de cómo tratar a un psicópata o cómo sanar tras una relación con un psicópata. Ambos retos son difíciles pero no son imposibles. Lo primero es reconocerlos y aprender las características de un psicópata como nos conocemos el abecedario o la tabla de multiplicar.
Por Candela Vizcaíno | Doctora en Comunicación por la Universidad de Sevilla